Aguascalientes, Ags. 22 de octubre de 2024.- En el marco del 35 aniversario del campus Aguascalientes de la Universidad Panamericana, evocamos uno de los momentos más trascendentales en la historia de nuestra institución: la visita del Papa Juan Pablo II en 1990. Este evento no solo permanece vivo en la memoria de la universidad, sino que también dejó una huella espiritual profunda que sigue vigente hasta nuestros días.
Su visita, el 8 de mayo de 1990, no solo fue una bendición para el campus, sino que también reafirmó el compromiso de la universidad con los valores humanos y la formación integral, principios que han guiado su misión desde su fundación.
Aquel día, Su Santidad Juan Pablo II bendijo la primera piedra de lo que sería el oratorio del campus, en una ceremonia que simbolizó el profundo vínculo espiritual y educativo que la universidad mantiene hasta el día de hoy. La primera piedra, un bloque de mármol con una placa de bronce y una representación del crucifijo del báculo del Papa, fue elaborada en tiempo récord por el escultor Fernando Villegas. Aunque la imagen del Cristo que fue presentada ese día era un molde de yeso, la bendición del Papa le otorgó un significado eterno.
Con su característica calidez y cercanía, el Papa besó y bendijo el crucifijo ante la atenta mirada de cientos de fieles y miembros de la comunidad universitaria congregados en Aguascalientes para escuchar su mensaje. La fotografía que capturó este instante ha dado la vuelta al mundo, siendo reproducida en postales y publicaciones internacionales, convirtiéndose en un símbolo del legado de Juan Pablo II en la Universidad Panamericana.
La visita del Papa no fue solo un evento religioso, sino un acontecimiento que dejó una profunda huella en el proyecto educativo de la Panamericana. En su discurso, Su Santidad hizo un llamado a “abrir a Cristo el mundo de la enseñanza“ y destacó la importancia de formar a los jóvenes en los verdaderos valores humanos, promoviendo una unión más profunda con Dios. Estas palabras resonaron profundamente en la comunidad de la entonces Universidad Bonaterra, y continúan siendo una guía en su misión educativa.
Un legado espiritual que trasciende generaciones
Hoy, 35 años después de su fundación, la Universidad Panamericana campus Aguascalientes sigue siendo un referente en la formación de líderes con valores humanos. La cruz que el Papa bendijo en aquella histórica visita se ha convertido en una reliquia que preside el anteoratorio del campus, un recordatorio constante de la misión espiritual que acompaña a la institución.
La relación entre la Universidad Panamericana y la figura de Juan Pablo II es motivo de orgullo para toda la comunidad educativa. Como expresó Don Rafael Muñoz Núñez, uno de los pilares fundamentales en la creación de la universidad, la bendición del Papa representó un compromiso divino con la misión de formar a la juventud en la excelencia académica y los valores humanos que la Panamericana ha defendido desde sus inicios
Actualmente, la reliquia bendecida por Juan Pablo II es uno de los tesoros más valiosos del campus y se puede admirar en su lugar original. Este acontecimiento sigue siendo un punto de referencia no solo para los miembros de la comunidad universitaria, sino para toda la sociedad de Aguascalientes, que ha acompañado y apoyado el crecimiento de la universidad a lo largo de los años.
En un momento en que Juan Pablo II es recordado en todo el mundo por su legado espiritual y humanitario, la Panamericana campus Aguascalientes tiene el honor de ser parte de esa historia. Su visita en 1990 y la bendición de la primera piedra del oratorio son símbolos del compromiso con la formación cristiana y el respeto por la dignidad humana que han guiado a nuestra institución desde su fundación.
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