Ciudad de México, 23 de octubre de 2023.- Desde 1997 cada 24 de octubre se celebra el Día de las Bibliotecas, en el cual se conmemora a estos espacios en recuerdo de un evento sorpresivo: la quema de la Biblioteca de Sarajevo en 1992, por órdenes del político nacionalista serbio, Nikola Koljevich, quien también era profesor de poesía y crítica en la Universidad de Sarajevo.
Debido a esta efeméride, Binnui Navarro Romo, analista académico de Biblioteca campus México, entrevistó a dos académicos de la Universidad Panamericana, el Mtro. Luis Alberto García Barrón, coordinador de educación de la Facultad de Psicología, y al Dr. Leonardo Ramos-Umaña, profesor del Instituto de Humanidades. Las líneas de investigación de ambos, son relevantes ante la pregunta: ¿Cómo puede una comunidad universitaria prevenirse de tales desviaciones sorpresivas en el curso de su historia?
Asimilar y construir
El Mtro. Luis Alberto García Barrón, nos habló sobre la “solidaridad abierta” a partir del arte narrativo para la educación moral. La reunión de la psicología social y la filosofía práctica de los antiguos en una sola discusión, nos brinda un horizonte común de guías para profundizar en nuestra comprensión y tomar acción ante eventos como los de Sarajevo.
“En el caso de lo que ocurrió en Serbia y en muchos otros momentos donde vemos que gente, incluso intelectual, ha abogado por esta idea de acabar con ciertas tradiciones culturales, lo que veo es un congelamiento de la memoria que, en realidad, es una desmemoria”, explica el Mtro. Luis Alberto.
También afirma: “el olvido imposibilita la construcción de cualquier tipo de educación ética. Ahora que todo va tan rápido, también en el ámbito educativo, y no se dan espacios para la reflexión, la oralidad y el diálogo, en el que podríamos hallar un antídoto para que no pase lo que sucedió en Serbia, y en otros tantos lados, lo que propongo es justamente buscar ese espacio y mantener lentitud del pensamiento que permita asimilar y construir esa forma narrativa y colectiva que nos mantenga con mucha alerta ante el olvido”.
Sin embargo, sobre lo anterior opina: “El problema es que, en la educación, muchas veces lo que sucede en el aula termina siendo la versión del docente o cierta visión educativa (…). Utópicamente me gustaría replantear esa idea de volver a incorporar el ejercicio narrativo”.
“No es tanto el hecho de que los niños y los jóvenes lean, esto ya sucede. Sino el hecho de que sean capaces de construir nuevas narrativas comunitariamente y que se acostumbren a ese ejercicio de la narración”, añade.
Vida buena
El Dr. Leonardo Ramos-Umaña cuenta con una vasta investigación en torno a las respuestas relevantes que los vocabularios antiguos pueden darnos sobre la “vida buena” para los contextos contemporáneos.
De este modo, explica la importancia de la lectura haciendo referencia a una frase de Meditaciones, de Marco Aurelio que dice: “Aparta tu sed de libros, para no morir gruñendo, sino verdaderamente resignado y agradecido de corazón a los dioses”.
El Dr. Ramos, reconoce que esta es una frase polémica, no obstante, aclara: “Yo creo que la idea detrás de la frase de Marco Aurelio no es, como parece prima facie, un ataque a leer libros. (…) Más bien, se trata de una reivindicación a leer con serenidad, es decir, a tomarnos el tiempo de leer un texto, digerirlo y, solo así, aprovecharlo”.
“El esfuerzo es un hábito, ¿y cómo promover ese esfuerzo si las políticas educativas fomentan, precisamente, lo contrario?”, se cuestiona el académico. Así, revela: “Entre el abuso de la palabra ‘empatía’ y la comprensión del estudiante (…) como sujeto de todos los derechos, pero de ningún deber, estamos fomentando generaciones completas condenadas a la minoría de edad de por vida, (usando las palabras de Kant en ¿Qué es la Ilustración?)”.
Igualmente, el Dr. Ramos señala que: “La preservación valiosa de las fuentes clásicas consiste en mantener vivo el pensamiento que allí yace contenido. (…) Ningún libro es la verdad revelada, simplemente son zapatos que nosotros podemos usar en nuestro propio camino hacia la revelación de la verdad, de nuestra verdad”.
Finalmente concluye: “Solo lo que no está vivo no cambia y la filosofía es pensamiento vivo, la filosofía es la vida del pensamiento”.
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