Universidad Panamericana | ¿Cómo evitar la sobrecarga emocional?
¿Cómo evitar la sobrecarga emocional?

Ciudad de México, 8 de febrero de 2023.- Recientemente me buscó una paciente joven porque llevaba algunos meses sintiéndose mal: estoy cansada, pero duermo y no me recupero. De todo me enojo y me siento saturada; veo mi lista de pendientes y me parece interminable y me preocupa fallar en mis obligaciones.”

Después de valorarla y descartar algún problema psiquiátrico, mi primera impresión fue que se trataba de una situación muy común en nuestros días, una persona viviendo a un ritmo acelerado y expuesta a diferentes factores en su contexto que la llevaban a perder la calma y no lograr, por falta de tiempo o estrategias eficaces, un manejo adecuado de sus emociones en el día a día.

Tomando en cuenta que tenemos una capacidad limitada de procesamiento emocional, es muy factible que con frecuencia en nuestra mente ocurra una especie de “cuello de botella”, en donde las emociones no gestionadas se acumulen y den lugar a búsquedas de expresión; a veces en forma de síntomas físicos como dolor de cabeza, cansancio, tensión muscular, y en otras de manera más errática, como explosiones de ira, crisis de llanto o de angustia, pudiendo llegar incluso a constituir una amenaza a nuestra estabilidad mental.

¿Cómo evitar la sobrecarga emocional?

Comprendiendo la vida mental

De forma esquemática y con fines ilustrativos podríamos comparar la vida mental con lo que ocurre en el interior de un volcán. Dentro de su cámara, el magma a gran temperatura se encuentra contenido, acumulando presión y dando solamente eventuales muestras de su existencia mediante explosiones menores o fumarolas que permiten liberar parte de esa presión acumulada en su interior. Este efecto válvula evita que, aunque un volcán se encuentre activo, presente mayores explosiones o erupciones potencialmente destructivas.

Así como no podemos contener a un volcán en erupción, resulta imposible negar la presencia y preponderancia de las emociones en la vida diaria. Es importante comprender, con una actitud de compasión y respeto propio, que somos seres humanos sintientes y es común que las emociones impregnen nuestras vivencias.

En ocasiones tenemos experiencias agradables en las que podemos sentir alegría, gratitud o paz. Sin embargo, también reconocemos que, con más frecuencia de la que nos gustaría, experimentemos emociones como el enojo, la tristeza o el miedo. No existen emociones buenas o malas. Todas ellas son expresiones de nuestra vida afectiva: uno de los lenguajes con los que la mente puede reaccionar a la experiencia de estar vivos, con todo lo que ello implica.

¿Cómo evitar la sobrecarga emocional?

Estrategias de descarga emocional

Existen diferentes maneras de evitar la sobrecarga emocional y en cada persona pueden funcionar distintas estrategias. Todas ellas simples y al alcance. Quizá te resulte útil hacer actividades tranquilas como la lectura, escuchar música o pasear. Algunos otros optan por actividades artísticas como vehículo de expresión emocional. Otros buscamos actividades deportivas, como ir al gimnasio, caminar o levantar pesas. Hay personas que logran experimentar descarga emocional en la vida espiritual, en la conexión con lo trascendente y la práctica de la oración o la meditación.

Quizá es por eso que la mejor y más eficaz forma de gestionar nuestras emociones es expresándolas de la manera más consciente y deliberada posible. No necesariamente debe haber un interlocutor ya que la expresión se da incluso en actividades en solitario, como por ejemplo escribir lo que pensamos o sentimos. Sin embargo, es mediante la conexión con los demás que ese circuito de comunicación emocional se completa: cuando un tercero frente a nosotros nos transmite que está presente y reacciona con empatía a nuestro sentir.

Frecuentemente cuando nos sentimos abrumados buscamos a esa persona significativa y aunque no necesariamente esperemos una respuesta o explicación a lo que nos está pasando, simplemente el que alguien nos escuche sin hacer juicios de valor y nos acompañe, genera una experiencia extremadamente reconfortante.

Los ritmos de vida acelerados de la época actual pueden hacer más difícil que nos demos el tiempo para conversar con la gente que queremos y que nos quiere, y en mayor medida, para profundizar sobre aspectos íntimos como nuestra vida emocional. Se requiere de una búsqueda activa e intencionada para abrir esos espacios en nuestra agenda y así poder equilibrar mejor nuestras vidas y nuestros vínculos.

Un recurso valioso y seguro para evitar la sobrecarga emocional es recurrir a profesionales de la salud mental. Ellos, en el contexto seguro e íntimo de la relación terapéutica, están capacitados para ayudarnos a identificar lo que estamos sintiendo, poder ubicar los conflictos y creencias irracionales detrás de ciertas emociones, así como proponer estrategias para gestionarnos mejor.

Finalmente debemos recordar que en ocasiones la vida emocional puede generar un nivel de malestar y sufrimiento tal, que la simple expresión no sea suficiente para aliviarnos. Puede que estemos frente a un trastorno afectivo o ansioso y necesitemos de un tratamiento más específico.

Si es necesario, busquemos ayuda oportunamente. No es conveniente esperar hasta que el cuadro se complique. Cuidar nuestra salud mental es un acto de amor propio saludable y nos permitirá mejorar enormemente nuestra calidad de vida y la de quienes nos rodean.

Datos del autor

 

Dr. José Villela Vizcaya

Psiquiatra de la Unidad de Psicología Clínica de la Universidad Panamericana

Unidad de Psicología Clínica

Jerez 20, esquina Valencia, Col. Insurgentes Mixcoac. Benito Juárez.

Correo: mx_psicologiaclinica@up.edu.mx

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