Ciudad de México, 5 de junio de 2023.- Con el objetivo de dialogar sobre la importancia de la libertad académica para el ejercicio de la vida universitaria, el Instituto de Humanidades de la Universidad Panamericana llevó a cabo el Coloquio sobre libertad académica.
Durante la inauguración de este evento, la Dra. Fernanda Llergo Bay, Rectora General de la Universidad Panamericana y el IPADE, dijo: “Esta reunión es una manifestación de lo que es la universidad: diálogo y reflexión”.
“(…) Hablar del diálogo implica racionalidad, solamente haciendo uso de la razón se puede dialogar, y conociendo y valorando la dignidad de la persona se puede dialogar con apertura; porque yo aprendo del otro, escucho al otro y quizás no cambie mi manera de pensar, pero sí puedo enriquecerla”, señaló.
Universidad y tradición
Durante la mesa panel Universidad y tradición: la libertad académica como nota esencial de la institución universitaria se habló del sentido positivo de la libertada académica.
Cecilia Coronado del Instituto de Humanidades, definió la libertad académica como “una cualidad que universalmente se estima y promueve, social y políticamente para cualquier centro de enseñanza e investigación”.
“Es indudable que la libertad académica es un derecho fundamental que permite a los académicos y estudiantes expresar sus ideas y opiniones, investigar libremente, elegir lo que se enseña y aprenden, y tomar decisiones en relación con la gestión de la institución educativa”, agregó
También indicó que la libertad académica: “Es una de las piedras angulares de la educación superior y es esencial para el avance del conocimiento y el desarrollo de la sociedad. Sin ella, la educación y la enseñanza estarán sujetas a la censura y a la presión externa, lo que podría limitar la capacidad de los académicos para explorar ideas y perspectivas nuevas”.
Mientras que Mauricio Dupont, director de Posgrados de la Facultad de filosofía, habló de los orígenes de la universidad en la época medieval. Sobre lo cual señaló: “La misión de las universidades medievales no es otra cosa que la búsqueda, enseñanza y transmisión de la verdad. Esta, nos ayuda a comprender que la universidad asuma compromisos intelectuales que afecten la manera en que los maestros y estudiantes conducen su vida académica”.
“El pluralismo deseado en una sociedad como la nuestra, exige que existan diferentes discursos o maneras de ver el mundo con pretensiones de verdad y que compitan entre sí”, indicó.
“La afiliación religiosa de una universidad no es una aberración, como lo muestra el caso histórico de los orígenes de la propia institución universitaria, sino de una condición perfectamente acorde con la misión universitaria e incluso deseable para la vida social. Lo que debemos nosotros pensar es entonces por qué tenemos esa tensión sobre la mesa y cómo poderla desarticular”.
Liberalismo y formación universitaria
En la mesa panel ¿Son compatibles los principios de liberalismo con la formación universitaria?, José María Llovet, profesor investigador del Instituto de Humanidades, explicó: “Todos valoramos la libertad académica y estamos dispuestos a defenderla hasta cierto punto. El debate consiste en cuáles son los límites racionales que se le deben poner y por qué”.
De esta forma expuso una serie de argumentos por los cuales la libertad académica es una necesidad, entre las cuales resaltó el hecho de que, dicha libertad, “(…) es fundamental para el progreso de las ciencias y en general para que nuestro conocimiento sobre el mundo pueda ampliarse, y una vez concebido, resguardarse”.
A continuación, enunció algunos riesgos de no restringir tal libertad. “La opinión generalizada es que esta libertad deber ser irrestricta, pero si no se limita pone también un riesgo a los bienes que le corresponde fomentar y resguardar”, dijo.
Sobre lo anterior señaló casos de profesores que pudieran llegar a ser charlatanes, pseudocientíficos, retrógrados, de métodos abusivos o flojos. “La libertad académica servirá como defensa ante cualquier acusación o crítica”.
La importancia del diálogo
Posteriormente durante la misma mesa panel, María José García Castillejos, actual directora general de la preparatoria de la Universidad Panamericana, hablo de la libertad académica del profesor dentro del aula, cuando sus ideas interpelan directamente a los alumnos, específicamente aquellos se sienten agredidos u ofendidos.
“(…) El binomio de la enseñanza y aprendizaje se da entre personalidades de todo tipo y los ejemplos y los discursos que se utilizan en el aula siempre podrían afectar para bien o para mal al alumnado”, explicó.
Habló entonces de los denominados safe spaces o “lugares seguros” que hoy día suelen existir dentro de las universidades, mismos que se encuentran libres de temas que dañen lo políticamente correcto, opiniones religiosas, políticas, temas de orígenes raciales o étnicos etc.
“El objetivo universitario es promover el conocimiento, no proteger la sensibilidad estudiantil. Censurar el conocimiento o suplirlo por una ideología hace que el conocimiento ya no sea tal (…)”, enunció.
Asimismo, dijo: “Las afecciones en general, a diferencia de los argumentos son individuales, pues dependen del sujeto que las vive (…). Cuando la educación universitaria se centra en rasgos tan particulares se inclina mayormente hacia la divulgación de la opinión, no hacia la fundamentación de las ideas”.
“Lo que intento defender es que el profesor debe someter sus ideas a una constante examinación y que los textos, muchos de los cuales ya han superado la experiencia de la censura, deben leerse en su contexto, sin tratar de actualizarlos o empatarlos con teorías culturales o sociales y psicológicas de la actualidad (…)”, expresó.
Para cerrar expuso: “(…) para promover un auténtico pensamiento reflexivo, el profesor universitario debe reconstruir los argumentos en vez de darlos por hecho o exigir su asentimiento sin mayor preámbulo. Una manera de lograrlo es mediante el diálogo, un medio bastante plausible para alcanzar la verdad”.