Desde pequeño fue a la escuela, a donde aprendió a contar; a la vuelta de los años, supo también como vivir en sociedad. Sus deseos siempre fueron sanos, él era un hombre normal: compraba cuando tenía, ganas y dinero para gastar. Un día supo lo que quería y su desgracia llegó, su normalidad de tiempo en frustración se tornó. Soñaba ser mexicano, ansiaba serlo de verdad; se encontró que en el mercado no existía esta nacionalidad. (Roberto González).